¿Qué es un antifúngico?
Los antifúngicos o antimicóticos son moléculas que ayudan a luchar contra los hongos.
La mayoría de éstos suelen instalarse en zonas calientes y húmedas, propicias para su desarrollo (entre los dedos de los pies, los pliegues de la piel en las personas con sobrepeso…).
Existen muchos tipos de hongos. Entre los más comunes destacan:
- La pitiriasis versicolor: es una micosis superficial bastante visible que aparece frecuentemente en la época estival.
- La candidiasis: afecta fundamentalmente a las mucosas o los pliegues cutáneos y también aparecen con más frecuencia en verano.
El tratamiento de los hongos o micosis consiste en la administración vía oral de fármacos antifúngicos o cremas de uso tópico.
Riesgo de los fármacos
A pesar del uso cotidiano de los fármacos contra los hongos que se instalan en nuestro cuerpo, éstos tienen importantes efectos secundarios debilitando aún más el sistema inmune.
Para evitar la recurrencia de este organismo sería esencial asumir cambios de hábitos alimenticios y realizar tratamientos naturales, dependiendo siempre del perfil del paciente.
Antifúngicos naturales
En este apartado vamos a exponer los antifúngicos naturales que sirven de tratamiento para uno de los tipos de hongos más comunes en la piel: la candidiasis.
Es adecuado combinarlos y cambiarlos constantemente para evitar que la Cándida desarrolle resistencia hacia los mismos. Empezar con una dosis moderada e ir aumentándola gradualmente. Los antifúngicos naturales más comunes son:
- Ajo: importante antibiótico natural y un potente fungicida y antiviral. Uno de los compuestos claves del ajo es el ajoeno, un antifúngico natural que ha demostrado ser eficaz en muchas cepas de hongos, como por ejemplo la Cándida Albicans. El ajo ayuda a reforzar el sistema inmunológico, reduce el colesterol y ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre.
- Ácido caprílico. Es uno de los tres ácidos grasos (junto con ácido cárpico y ácido láurico) que se encuentran en el aceite de coco. Es un potente antifúngico que mata las células de Cándida y también contribuye en la restauración de la acidez del estómago.
- Aceite de orégano. El orégano silvestre es uno de los antifúngicos naturales más potentes. También tiene propiedades antivirales, antibacterianas y propiedades anti-inflamatorias. El aceite de óregano es particularmente útil para el tratamiento de la candidiasis.
- Aloe Vera. El jugo de Aloe Vera es bueno para la salud intestinal en general. El Aloe Vera también repara y protege la pared intestinal evitando que la Cándida la atraviese.
- Jengibre. Existen estudios que demuestran que la raíz del jengibre contiene varios ingredientes que tienen propiedades antifúngicas como el shagelol y el gingerol. Podemos utilizarlo como sazonador de alimentos, rayando una pequeña cantidad, dado su fuerte sabor. También podemos hacer una infusión de jengibre.
- Sello de oro. Se utiliza para curar heridas y muchos tipos de infección, así como un agente antifúngico para combatir, por ejemplo, la proliferación de Cándida. El ingrediente activo en el sello de oro es la berberina, un alcaloide que se encuentra también en otras plantas como el agracejo y la uva de Oregon. La berberina inhibe el crecimiento de diversas especies de Cándida.
- Pau d’Arco. Es una hierba originaria de la selva amazónica. Actúa como un potente agente antifúngico. Contiene varias clases de compuestos como lapachol, xyloidone y varios napthaquinones. El más importante de ellos es el lapachol, y se ha demostrado que inhibe el crecimiento de la Cándida. La forma más fácil de tomarlo es como infusión.
- Canela. Existen diferentes estudios que afirman el efecto antifúngico de la canela y sus propiedades contra varios tipos de Cándida, incluyendo la Candida Albicans. La forma más fácil de consumir canela es añadirla en polvo a los alimentos.
- Aceite de árbol de té. Posee un potente efecto antiséptico que actúa contra las bacterias, hongos y virus. Se utiliza para el tratamiento de infecciones de la piel, pie de atleta, acné… Es de uso externo, no debe ingerirse. El aceite de árbol de té se puede aplicar directamente sobre la piel en dosis pequeñas o rebajado en agua.
- Clavo. El clavo es un poderoso agente antifúngico que normalmente se usa para tratar el pie de atleta y otras infecciones micóticas. Su principio activo es el eugenol, y tiene propiedades antisépticas que ayudan a matar la levadura Cándida además de estimular el sistema inmunológico. El clavo es más eficaz en forma de aceite. Se puede tomar entre 1 y 3 veces al día, de 15 a 30 gotas disueltas en un vaso de agua tibia.
El ácido caprílico, uno de los antifúngicos naturales más importantes es uno de los componentes de Florilbac.
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